PRÓLOGO 1
María Navarro confirma en este libro que se encuentra en las mejores condiciones para trabajar esas dos marcas determinantes en la praxis singular con la lengua que son el psicoanálisis y la poesía.
Es cierto que distintos autores, a partir de Freud y Lacan, abordan esta cuestión; incluso llega a ser una temática clásica en los escritores de procedencia lacaniana. Pero aquí no solo se aborda una temática, apasionante, en todo caso se ofrece un testimonio. Una aguda narración sobre el impacto que se ha producido en esta autora en un cruce de caminos.
Por un lado, María Navarro ha llevado la experiencia analítica hasta su trayecto final, hacia ese lugar en donde el sentido de la vida se encuentra con su vacío y la invención de un saber hacer que modifica el rumbo de las oscuras satisfacciones repetidas que se imponen. Por otro, una asunción radical de la poesía, en su sentido originario de Dichtung. Un Decir que exige una entrega a la lectura y a la escritura hasta encontrarse con el don por excelencia: la posibilidad de que el poema sea escrito. Navarro ha escrito varios libros de poesía que dan cuenta de tal don.
Por ello, en este texto observamos el despliegue del encuentro entre poesía y psicoanálisis tratado de una manera propia; desde el interior mismo de estos ámbitos y trazando permanentemente las relaciones fronterizas entre ambos. No obstante, ese litoral entre la escritura del poema y las letras que se depositan en el inconsciente debe ser custodiado, tal y como Navarro explica. Si bien ambas praxis se encuentran abocadas a pensar que la relación con la lengua no se dirime solo en términos de palabra y escucha; ésta no es dicotómica, sino que implica cuatro lugares: palabra, escucha, lectura y escritura, las distintas combinaciones que emergen en estos cuatro lugares.
Que el poeta debe ser un lector es una cuestión de fácil asunción. Otra cosa es la posición del psicoanalista, que debe comprometerse con su deseo, si quiere acceder a la escucha de la dimensión poética del inconsciente. Esta cuestión central Navarro la desarrolla a lo largo de todo el libro y de manera detallada. Donde, con un arte especial, sabe combinar poemas, tradiciones literarias, sus propios poetas distinguidos, con los momentos más álgidos de la enseñanza de Lacan en lo que a la escritura se refiere. Como es sabido, para discernir este denso horizonte, la tensión entre Derrida y Lacan debe ser afrontada, y la autora lo hace hasta las últimas consecuencias, hasta traer en el final de su libro la pasión de Lacan por el arte chino y la grafía japonesa.
Lo apasionante en este caso es que la experiencia poética nos da cuenta de una dimensión de “Lalengua” a la que nunca han accedido quienes creen que el lenguaje está solo referido al campo de significante. Si Lacan es interpelado por la experiencia poética es por la resonancia que en el cuerpo tiene la misma. No es casual que Lacan se interrogue por la poesía en la misma época en que le interesa mostrar que la experiencia analítica no es un mero blablabla entre analizante y analista, sino un modo de abordar lo Real que acontece en el cuerpo donde resuena. Si el misterio del poema es siempre un eco intraducible es por la resonancia que, en la superficie corporal, tanto interior como exterior, se produce.
María Navarro, nacida en Argentina y malagueña de toda la vida, ha hecho suyo el litoral en donde no se sabe qué se cifra en un poema, ni qué se descifra en un análisis. Sin embargo, no todo queda del lado del no saber; el poeta no puede explicar cómo es o de dónde procede la materia prima del poema. El analizante nunca conocerá el programa de su invención inconsciente. Empero, en ambos casos un saber hacer que haya atravesado ese no saber debe tener lugar, o debe tener su oportunidad, o se impone éticamente, que sea afrontado. ¿Le concierne al poeta esta problemática mixtura entre no saber y saber hacer? Sí, porque tiene que saber escribir un poema que sea suyo y de cualquiera que lo lea. A su vez, el psicoanalista, a fuerza de vivir entre palabras escuchadas, ¿qué puede extraer de las mismas si, en su propio análisis, no se encontró con el poema en tanto que escritura del cuerpo? … aquellas marcas, huellas, trazos que, fuera del sentido, jalonan una vida.
La poeta y psicoanalista María Navarro afronta, con absoluta honestidad intelectual, la peligrosa tarea de ingresar a un campo que nos expropia el sentido desde el inicio; la relación poesía y psicoanálisis es un encuentro con el decir originario que preexiste a la constitución del saber. Elegir esta situación límite es aceptar lo que la autora nos propone desde el comienzo. Todo camino se convierte en escritura.
Lacan en la orilla. Apuntes sobre psicoanálisis y poesía, María Navarro Pacheco, “Prólogo” Jorge Alemán. La Dragona / Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2023.